La gestión biológica de un reservorio de agua singular

Publicado el 15 de November de 2018

Cualquiera que haya paseado tranquilamente por el Parque de la Agulla se habrá dado cuenta que hay un lago artificial enorme. El lago de la Agulla ocupa 6 hectáreas y permite almacenar unos 200.000 metros cúbicos de agua que se destina al consumo humano. El lago recibe el agua de la Sèquia de Manresa y se concibió como un gran depósito de reserva para garantizar el suministro a la población cuando el flujo de agua a la Sèquia se interrumpe temporalmente por trabajos de mantenimiento. El lago está conectado con la Estación de Tratamiento de Agua Potable de Manresa, responsable de potabilizar el agua y suministrarla con todas las garantías técnicas y sanitarias a la población.

Pero el lago de la Agulla es mucho más que un reservorio de agua! Hace más de una década que ha dejado de ser una acumulación pasiva de agua y se gestiona activamente como una fase de pretratamiento del agua antes de ser potabilizada.

La gestión biológica del lago supone el control y la interacción en diferentes procesos naturales, pero también detectar, prever y anticiparse a nuevos retos. En el lago llama la atención que haya plantas acuáticas en cama flotante. Su función es la de captar y retener nutrientes (nitrógeno y fósforo) del agua. Las plantas acuáticas compiten con las algas microscópicas por los nutrientes y el resultante es una reducción de la materia orgánica del agua que llega a la potabilizadora. Este hecho, conjuntamente con la adición de permanganato al agua en el tránsito hacia la potabilizadora, contribuye a mejorar el sabor y el olor del agua y disminuye la formación de compuestos trihalometanos.

Las plantas acuáticas se guadañan periódicamente para extraer del lago la biomasa vegetal que contiene los nutrientes y la materia orgánica atrapada. Con este mismo objetivo podemos recoger las algas filamentosas flotantes. La diversidad de plantas es elevada, supera las 25 especies, y las guadañas pueden ser selectivas. Las plantas acuáticas aportan biodiversidad en el espacio y permiten, por ejemplo, la presencia de una importante población de libélulas y de pájaros.

El control subacuático del lago se realiza mediante una ecosonda que graba imágenes del fondo por el control de sedimentos y el recuento de peces. El control de las actividades de pesca y la evolución de la población de peces permite prever episodios de mortalidad relacionados con un aumento demográfico insostenible. El depósito de sedimentos del lago se mantiene estabilizado mediante un sistema móvil de aspiración que evita acumulaciones excesivas. A los sedimentos del lago vive una importante población de náyades Anodonta, un molusco de agua dulce autóctono, filtrador, de tamaño hasta 20 cm, que se detectó en 2011 y es un buen indicador de la calidad del agua.

También son objeto de seguimiento las poblaciones de aves especialmente sensibles a la gripe aviar. Los grandes bandadas de gaviota argéntea, años atrás frecuentes en el lago, se ahuyentan con un sistema acústico. En definitiva, múltiples actuaciones biológicas encaminadas a mejorar la calidad del agua y una gestión sostenible del recurso.

Josep Illa, director técnico de Phragmites SL